El Eterno
Construyendo miedos en su espalda,
dos suaves caricias esparcidas,
hacia el viento,
pequeño,
su ojo gemelo me observa,
mientras que el otro se come a sí mismo,
la azul sonrisa,
lleva dos chocolates al pequeño circo
de vida,
y el tren le espera solo a él,
solo por él.
Camina con los pies descalzos,
jamás tocando el suelo,
sus brazos lo cubren,
quietud de esperanza entre sus labios,
y el sembradío de pequeñas ballenas,
en su vientre.
Olor a nuez por su camino,
unas cuantas gotas de palabritas,
implota mi ombligo con caricias,
esas que él sólo sabe,
solo aprende,
vocecita en la luna,
pedacitos de no sé que en las mejillas,
un hipocampo floreciendo en mi jardín,
cubriré su huella,
él camina yo enciendo el azul,
mientras le beso las lágrimas.
Perla JM
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